domingo, 21 de junio de 2009

El aprendizaje y el desarrollo de las competencias.


Xavier Vargas encuentra la noción de competencia articulada a dos constructos educativos: las situaciones de aprendizaje y el aprendizaje significativo. Parte de la idea que la nueva exigencia educativa busca desarrollar competencias a partir de éstos constructos.
Su planteamiento parte de siguiente interrogante: ¿son los logros que busca el mundo del trabajo … semejantes a los logros generales que la educación desde siempre ha proclamado que persigue?.
Por un lado, acepta que la competencia académica está siendo desplazada por la competencia operativa, propia del mundo del trabajo. Por ello, hay que buscar una mejor articulación entre estos dos objetos de estudio, toda vez que ser competente –asegura- “se refiere a unas capacidades que aún siendo operativas, se encuentran articuladas sustantivamente con distintas formas de saber; ser competidor en cambio, refiere a un rol concreto dentro de unas relaciones sociales de ganar-perder.” Así, las instituciones educativas podrían terminar transformando la formación “inteligente y ética para servir”, en una “automatizada y eficiente para ganar.”
En este sentido, comparto la idea del Dr. Edel Navarro, investigador de la Universidad Veracruzana, que dice que las escuelas no deben ser maquilas de las empresas y que si bien las competencias en la escuela hace posible la vinculación con el sector laboral, no necesariamente los modelos educativos deben ceñirse a todas sus demandas, pues la función social de la escuela debe responder a las demandas generales de la sociedad.
Por ello, el desarrollo de las competencias debe incorporar la colaboración humana, para fomentar el espíritu comunitario en el trabajo y en la empresa.
Por lo anterior, Xavier Vargas consigna algunos cuestionamientos: ¿No queda la práctica profesional desprovista de sentido si se le desarrolla sin análisis y reflexión teórica? ¿No toma el mundo de la empresa un control excesivo de las operaciones socio-profesionales si se desnudan éstas de su carácter reflexivo y conceptual?...¿cómo se opera el mundo sin comprenderlo? O mejor, ¿a qué intereses sirve una operación del mundo sin su reflexión y su comprensión? ¿No debería entonces ser considerada la competencia –por lo menos en el mundo académico- como una noción que incluyera un diálogo de ida y vuelta entre el objeto socio-profesional al que sirve utilitariamente y el objeto de estudio que la provee de significado y sentido.
Asegura que el mundo académico ha perdido su sentido semántico original, la idea de “hacer a alguien capaz de”, para convertirse en un término que responde a fines estrictamente utilitarios y operativos.
En lo particular consideramos que la educación, en general, debe ceñirse al sentido original de la filosofía: “el amor a la sabiduría”. Si bien se reconoce que el conocimiento práctico ó pragmático es necesario en el mundo del trabajo, no siempre debe ser utilitario. Recordemos que los más grandes descubrimientos e inventos de la humanidad se forjaron en la reflexión y en la búsqueda del conocimiento ó de la “verdad”. De hecho, la ciencia pura, en más de las ocasiones, ha permitido el descubrimiento y desarrollo de nuevas innovaciones, que han mejorado el bienestar humano. Nociones inimaginables en una época, como el poder volar y utilizar máquinas “pensantes” (Da Vinci, Verne o Assimov), se convirtieron en realidad gracias a la inventiva, curiosidad y empeño de algunas personas por generar nuevo conocimiento.
¿Cómo y por qué razones habremos de re-significar esta noción –sentido semántico de educación- para que tome un significado más académico que vincule los marcos referenciales teóricos del estudiante con la acción misma en que se ponen en juego precisamente esos saberes? ¿Es esto posible? ¿No conspira de origen, académicamente hablando, la noción de capacitación contra la noción misma de educación? ¿Capacitar y educar son realmente cosas distintas? ¿Por qué? ¿En qué estriba la diferencia que hace a los académicos alejarse de la capacitación para atrincherarse en la educación, al mismo tiempo que a los empresarios alejarse de ésta para atrincherarse en aquella?
Constructos pedagógicos, a decir de Vargas, son los que deben ser examinados y comprendidos suficientemente por profesores y funcionarios académicos, antes de lanzarse a modificar y operar nuevos planes de estudios fundados –a veces sólo discursivamente- en el desarrollo de competencias.
En lo académico el aprendizaje significa, sobre todo, que el estudiante incorpore “a su acervo personal unos nuevos contenidos”, lo que deja fuera el “proceso de autoconstrucción de sí mismo.” ¿En qué examen final, de prácticamente cualquier materia …, se analizan y reflexionan los cambios estructurales y personales ocurridos en los estudiantes en tanto seres humanos por encima de los contenidos programáticos?
Creemos que en ninguno. De hecho, la mayoría de los profesores se preocupan más por terminar los contenidos, toda vez que la evaluación institucional le exige que lo haga. Lo anterior hace que se le de más importancia a la “forma” en que se educa, que al “fondo”; es decir que, como, porque, para que y a quién se enseña.
Esto lleva a una pregunta fundamental: ¿el aprendizaje es algo tan absolutamente trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?
Lo que menos tiene el aprendizaje es sencillez y trivialidad, pues al darse éste proceso entran en contacto diversos mecanismos bio-psico-sociales de gran complejidad, que mueven o accionan estructuras cognitivas que transforman al individuo, en relación a su entorno.

Entonces, a decir de Vargas: ¿por qué cuando se habla de aprendizaje el énfasis educativo está puesto en los contenidos y en el proceso de enseñanza-aprendizaje y no en la identidad personal y el proceso de transformación del sujeto?
Pensamos que los contenidos responden a una necesidad social de conocimiento estructurado ó unificado, es decir buscan una cierta uniformidad de saberes. Por ello, en la RIEMS se habla de competencias genéricas, disciplinares y profesionales. Así, el estándar esta dado por el cumplimiento de la norma establecida para cada competencia.
Lo anterior no contradice la importancia que se le debe dar al proceso de transformación del alumno. De ahí la idea de utilizar las herramientas adecuadas para favorecer su proceso de aprendizaje, tal como la aplicación de cuestionarios de “estilos de aprendizaje” que ayuden a definir estrategias convenientes a la forma en que cada uno aprende.
¿Qué es entonces lo que realmente lo constituye? Si es el estudiante quién aprende y lo que aprende lo construye él mismo, ¿por qué hablar de mediación?
Vargas dice que “no es posible mediar ni facilitar el aprendizaje significativo, sencillamente, porque el maestro no puede mediar ni facilitar las necesidades cognoscitivas intrínsecas del estudiante que fundan sus procesos de adaptación.” Señala, que mucho ganaría la educación si el maestro se preocupara por escuchar y responder a las necesidades cognoscitivas del estudiante. Coincido en esto último, pero para el planteamiento de que “no es posible mediar”, difiero con él.
Yo le preguntaría al autor, si dejaría sólo a su hijo de cinco años con una computadora, un celular ó ipod, un nintendo ó psp, sin decirle ni explicarle nada. No dudo que aprenda a operar los aparatos, pero ¿cuál sería su capacidad de comprensión del funcionamiento en relación a su entorno social?. ¿cuánto tiempo le llevaría aprender y darle significado a su operación?.
Recordemos los estadios que propone Piaget sobre el desarrollo de las operaciones cognitivas, así como la noción de estructura cognoscitiva en la que “se encuentran comprometidos todos los niveles de la dinámica intra-psicológica humana: lo psico-motor, lo afectivo, lo imaginativo y lo valoral, además de lo estrictamente conceptual”
Como diría el mismo Vargas, siguiendo un planteamiento de Habermas, existen tres modos distintos para abordar la construcción de conocimiento: “en el interés por predecir y controlar, el conocimiento se construye buscando relaciones de causa-efecto; en el interés por interpretar y comprender el sentido de las cosas, el conocimiento se construye buscando la estructura de las relaciones que tales cosas guardan con el todo que son y entre sí; y en el interés por la emancipación o la transformación de una realidad, el conocimiento se construye buscando aquellas acciones cuyo efecto trasforme la realidad o las relaciones de poder que el estudiante no desea.”

En este sentido, ¿cómo hablar entonces de aprendizaje significativo y de aprendizaje situado sin antes haber establecido la naturaleza profunda del aprendizaje como tal, en unos términos además que develen cómo sucede –en virtud de este aprendizaje- la transformación profunda del sujeto?
¿Se deriva precisamente de esta transformación profunda de la persona que aprende la posibilidad de que el aprendizaje sea o no significativo?
El aprendizaje será significativo para el estudiante, en tanto que le ayude a tomar las decisiones pertinentes para solucionar problemas, en el desarrollo de su vida.
En la medida en que resuelva aspectos de su realidad. P.e. qué un chico comprenda que embarazar a una chica, le acarreará grandes responsabilidades, no sólo con él, sino con otras personas: la chica y su hijo, y que tome la decisión de hacerlo o no hacerlo, puede ser muy significativo para su vida futura.
Tanto la psicología humanista-existencial como el constructivismo tienen como eje de su reflexión al individuo y sus estructuras afectivo-cognitivas desde las cuales entienden y resuelve la realidad.
Sin embargo, los enfoques activos han dejado de lado el discurso verbal como instrumento educativo, hecho que Vargas considera inadecuado y dice:
“El discurso magisterial en el aula no nos parece que sea en sí mismo una aberración educativa”. ¿No será que la convivencia y a veces el sincretismo ideológico de los enfoques activos de la educación nos han hecho olvidar la profundidad con la que el lenguaje hablado y escrito ha permitido heredar y desarrollar, generación tras generación y a través de toda la historia de la humanidad, un gran porcentaje de los significados que le son relevantes al ser humano? ¿Es realmente el discurso verbal un instrumento educativo tan inapropiado?
Coincidimos con él. Recordemos que por siglos la tradición oral fue la fuente de conocimiento más importante. En la época del oscurantismo, fuera de la tradición oral, el conocimiento sólo se transmitía en los monasterios ó escolástica. Es hasta la aparición de la imprenta, que la trasmisión del conocimiento se masifica con la impresión de libros, tal como lo describe Marshall McLuhan en la “Galaxia de Gutenberg”. En la actualidad, con el internet y la Web 2.0, las posibilidades de transmisión de información y conocimiento se multiplican; no es casual que los nuevos paradigmas de enseñanza y aprendizaje hayan cambiado y se centren más en el individuo y su contexto; no tanto en la “correa de transmisión del conocimiento”: el maestro, toda vez que hay infinidad de herramientas que lo suplen. Ahora se trata de seleccionar, controlar y dirigir las estrategias y herramientas más pertinentes para el aprendizaje de cada alumno sea significativo, en el desarrollo de su vida.
Por ello, se habla de aprendizaje situado, de forma restringida, “entendiendo por situación de aprendizaje el ubicar los procesos mismos de enseñanza-aprendizaje de unos ciertos contenidos de aquellas realidades que permiten la acción y a través de las cuales se pretende desarrollar unas determinadas competencias.”
De tal forma que se define una competencia, como: “la capacidad para movilizar saberes en un contexto determinado, en la acción y con éxito, para satisfacer necesidades, atender situaciones, resolver problemas, tomar decisiones y/o lograr objetivos”, es decir, la competencia es una capacidad.
Por tanto, para lograr el desarrollo de competencias, el estudiante tiene que enfrentarse a situaciones problemáticas que lo obliguen a movilizar los viejos conocimientos por otros nuevos, y le permitan reorganizar sus propios esquemas de acción. Así, el papel del maestro, de acuerdo con Ana María Prieto, es diseñar situaciones problemáticas que induzcan un conflicto cognitivo en el alumno, obligando a movilizar sus esquemas y su reorganización, que permita comprender y resolver la nueva situación.
A esta construcción y aprehensión de la realidad, como apropiación activa del conocimiento, a decir de Cristina Cárdenas, se le denomina posturas pedagógicas constructivistas. En las cuales el aprehendizaje –con h-, “es más bien un proceso adaptativo mediante el cual, construyendo el conocimiento de la realidad, del mundo, el sujeto se construye a sí mismo como ser humano, siempre reorganizando -en todo momento- la propia estructura cognitiva desde donde continuará readaptándose indefinidamente a través de sus propios procesos de asimilación y acomodación.”

Finalmente, ¿Cuál es la relación estructural entre el desarrollo de las competencias y el aprendizaje significativo y situado?
Xavier Vargas reconoce la importancia que tiene para la educación, el ubicar el corazón del proceso de enseñanza-aprendizaje en la acción, toda vez que es en ella que la construcción de conocimientos se garantiza al poner en conflicto cognitivo la organización de los esquemas de entendimiento de la realidad; para apropiarse del mundo de un modo específico y donde el conocimiento toma un sentido singular y propio para cada persona. Esta “movilización de la organización de los esquemas -producida por los procesos de asimilación y acomodación que cada acción de adaptación implica indisociadamente- la que re-construye unos determinados conocimientos en pos de asimilar unos nuevos, desarrollando así, al fin, una nueva competencia.”
Competencias que requieren un sentido socio-ético y un sentido teórico-crítico. El primero, para situar el desarrollo de las competencias reflexivamente en “la dirección socio-evolutiva de la especie”, y de los valores humanos. El segundo, en el sentido del análisis y reflexión en la búsqueda más amplia de conocimiento humano, que permita el desarrollo del mismo.
Todo ello condensado en el informe Delor´s de la Unesco: “La educación encierra un tesoro”. “Saber conocer y saber hacer resuelven la tarea humana de saber el qué y el cómo, pero de ninguna manera alcanzan para resolver social y éticamente el con quién y el para qué. Para ello, se necesita –en palabras de Delors- saber convivir y saber ser.”
Así, al desarrollar competencias, no sólo se desarrollan ciertas capacidades, sino se construye la identidad de la persona, del maestro y del alumno, en relación a su contexto y al mundo. Esto lleva a decir que: el aprendizaje no es algo trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera.

1 comentario:

  1. Hola Porfirio: es un gusto leer tu documento,analizar la forma de pensar y tu visón de las competencias, las cuales las comparto, ya que las competencias deben de manifestar el espiritu humano y colaborativo de los estudiantes y no preferenciar el aspecto individual.
    Te felicito está muy completo tu trabajo y recibe un cordial saludo.

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